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Marco Teórico

Marco Teórico
KATAS

 

¿Qué es un Kata?

La palabra «kata» significa, literalmente, «forma». Un kata de karate consite en una sucesión de desplazamientos y técnicas realizados con un ritmo adecuado frente a oponentes imaginarios. Las técnicas empleadas pueden ser bloqueos (uke), golpeos circulares (uchi), golpeos directos (tsuki) y patadas (geri), teniendo cada una su propio cometido dentro del kata. Hay que mencionar aquí que, según indicó el maestro Funakoshi Gichin, «Karate ni sente nashi», es decir, «el karate siempre empieza con una defensa», por lo que todas las katas comienzan aplicando una técnica defensiva sobre un adversario imaginario, aunque esto es cuestionable pues en cada defensa de karate subyace un ataque en sí mismo, generalmente a un kyusho (punto vital) que debilite al atacante.

La inexistencia de gestos superfluos requiere un aprendizaje profundo del kata para entender su verdadero significado y aplicación, lo que conlleva muchas horas de práctica. Los grandes maestros decían que el momento en que un kata se domina a la perfección es el punto de partida de su aprendizaje, es decir, que sólo alcanzado el dominio total del kata uno se puede apropiar de él, lo que constituye el objetivo básico de la práctica. Esta es la única manera de que el kata, en su forma simbólica, se convierta en algo vivo. El verdadero objetivo de un karateka al practicar un kata determinado sería poder aprovechar los símbolos que en el aparecen (los gestos técnicos) para aprovecharlos en cualquier situación real.

 

¿De dónde proceden los katas?

Desde su origen en Okinawa el Karate evolucionó por dos vertientes, que han dado origen a dos líneas principales: Shorin Ryu -de donde proceden los katas de Tomari-te y Shuri-te- y Shorei Ryu -de influencia en los katas de Naha-te-. Funakoshi Gichin establecía diferencias entre ambas: Shorin ryu es fácil y rápido en cuanto a sus movimientos, indicados para personas de baja estatura y delgadas, mientras que Shorei Ryu resulta más apropiado para karatekas de más envergadura, al predominar en él los movimientos lentos y muy potentes acompañados por una respiración muy controlada y en la que se pone mucho énfasis. Entre los estilos que proceden de Naha el más practicado es Goju Ryu, mientras que en Shotokan los katas de Shuri son mayoría. También hay estilos que asimilan katas procedentes de Shuri y Naha, lo que proporciona mayor riqueza al karateka al permitirle conocer dos formas distintas de interpretar el karate; un ejemplo de este último caso es el estilo Shito Ryu.

En cualquier caso, al hablar de kata siempre hay que hacer mención del arte marcial chino, el Quan Fa, pues de él derivan los katas principales de cada estilo, al margen de las modificaciones que han ido surgiendo a lo largo del tiempo, principalmente las introducidas en un intento por «japonizar» un arte marcial chino en esencia.

 

Conceptos asociados al kata

  • Embusen: es la línea de movimiento del kata, es decir, el dibujo imaginario que dejaría debajo de sí un karateka al desplazarse durante la realización de un kata. El punto de partida, en la mayoría de los casos, debería de coincidir con el punto de finalización del kata, lo que requiere práctica minuciosa.
  • Bunkai: las técnicas que se aplican en el kata son siempre respuesta a las acciones de oponentes imaginarios. Pero para alcanzar el completo conocimiento del kata esta práctica no resulta suficiente. Es necesario entrenar las técnicas del kata frente a adversarios reales, y esta aplicación práctica es, precisamente, el bunkai. El entrenamiento del kata y del bunkai resulta esencial y debe transcurrir paralelamente, aunque a diferentes niveles según el grado del alumno. Los estudiantes empiezan estudiando las aplicaciones básicas (el omote o nivel Shoden), pasando después a un nivel medio (Chuden) y accediendo al Okuden (el nivel más alto, lo oculto, siempre en relación con el empleo de los Kyusho o puntos vitales) sólo cuando se alcanza un nivel muy elevado. Esta selección en la transmisión del conocimiento ha hecho que, en algunos casos, se perdiera el okuden de algunos movimientos de determinados katas. Sólo con un minucioso estudio el karateka podrá comprender de verdad la esencia de un movimiento, todo aquello para lo que puede realmente servir.

Entre la técnica tal y como se ejecuta en el kata y su aplicación al combate real siempre hay diferencias. Esto implica, por un lado, que una misma técnica de un kata siempre tiene varias aplicaciones diferentes. Incluso hay técnicas ocultas apenas perceptibles, que como hemos dicho, antiguamente no se enseñaban a los alumnos de menor nivel, quedando reservadas para los expertos.

Objetivos que se persiguen con los katas

Según indica el maestro M.Nakayama en su serie de libros sobre los katas heian del estilo Shotokan, las «katas tienen dos fines básicos: formación del cuerpo, donde se incluye el fortalecimiento muscular y el endurecimiento de los huesos y activación de reflejos (…). Ambos deben ser usados para desarrollar ritmo y coordinación.» Es obvio que la práctica constante de un kata fortalece el cuerpo: la tensión isométrica a la que se someten los músculos de las piernas mientras se mantienen posturas bajas o medias como zenkutso dachi o shiko dachi, unida a la constante aplicación de técnicas con brazos y piernas hace que nuestros músculos sean más efectivos en cualquier situación. Si, además, esto se complementa con un buen dominio de las técnicas aplicadas, el karateka será mucho más efectivo y estará capacitado para alcanzar el grado que corresponda al nivel de dificultad del kata.

Criterios de valoración de un kata

Éstos son algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de realizar un kata.

  • Velocidad: Relacionada con el ritmo. Es preciso conocer la alternancia en el kata entre movimientos y técnicas que deben ser aplciadas explosiva o lentamente.
  • Embusen: Es la línea de ejecución del kata y ayuda a desarrollarla con el ritmo y la velocidad adecuados. Su conocimiento resulta esencial.
  • Chakugan: Significa «mirada» en japonés y hace referencia a la necesidad de dirigir la misma siempre al sitio correcto, a nuestro adversario imaginario. Mantener la mirada en el objetivo durante toda el kata demuestra un buen conocimiento del mismo y de la aplicación real de sus técnicas.
  • Kime: Es el aprovechamiento de la energía física y mental en el momento del impacto contra el adversario imaginario. Los movimientos y técnicas, por tanto, deben ser elásticos y culminados de forma enérgica, con el «Kimé» aplicado en el momento exacto.
  • Ritmo: Las técnicas del kata deben ser efectuadas en el momento preciso con la velocidad adecuada. Es importante tener en cuenta esa alternancia entre los movimientos suaves y lentos por un lado y los fuertes y explosivos por otro.
  • Kiai. Liberación de la energía mediante un grito. Es preciso conocer los momentos del kata en los que se aplica el kiai. Dicho momento coincide con un golpe definitivo y muy potente en el que el kime debe ser máximo.
  • Equilibrio: Es preciso que las posiciones siempre estén perfectamente asentadas para que la aplicación de las técnicas sea efectiva. Para ello el equilibrio es fundamental. A veces, el karateka puede confundir falta de equilibrio con un mal agarre al suelo; buen ejemplo de ello se produce cuando el exceso de tensión en el karateka le obliga a tensar los músculos del pie, aumentando el arco plantar, habiendo menos superficie del pie en contacto con el suelo y, por lo tanto, disminuyendo la sensación de equilibrio. Para evitar esto la planta del pie debe estar relajada, totalmente apoyada en el suelo en las posturas que así lo requieran, para de este modo gozar de una mayor estabilidad.
  • Zanshin: Se define como «sensación final» y hace alusión a que el karateka siempre debe permanecer alerta, en estado de calma relativa, con el cuerpo no en tensión y la mente abierta para reaccionar ante cualquier eventual ataque.
  • Vivencia: El kata debe tener una utilidad en situación real de combate y por ello su realización debe ser todo lo verosímil que sea posible.
  • Comprender el significado y origen del kata: es necesario conocer la aplicación del kata a la situación real de combate -lo que implica conocer su bunkai- y no cometer errores de bulto en conceptos básicos del kata, como por ejemplo distinguir las diferencias entre las técnicas aplicadas en un kata procedente de Naha-te y otro procedente de Shuri-te.

Según el maestro M.Kanazama (Basic Karate Katas, 1.968), son diez los aspectos que hay de tener en cuenta a la hora de valorar la ejecución de una kata:

  1. Yoi no Kisin: Significa «preparar la mente». Antes de realizar el kata la concentración del karateka debe ser máxima.
  2. Inyo: Distinción entre lo activo y lo pasivo, sabiendo siempre si las técnicas realizadas son ofensivas o defensivas.
  3. Chikerano Kyojaku: La forma de aplicar la fuerza en el kata permitirá dosificar energía a lo largo de su realización, pues se sabe en todo momento la fuerza y tensión que se precisen aplicar en el movimiento.
  4. Waza no Kankyu: La velocidad en el kata. Alternancia entre las técnicas y movimientos que deben ser realizados rápida o lentamente.
  5. Tai no Shinshuku: El grado de tensión y relajación del cuerpo para cada movimiento o posición del kata.
  6. Kokyu: La respiración, que debe ir acorde a las técnicas empleadas.
  7. Takugan: Los puntos de ataque sobre los que aplicar la técnica ofensiva o defensiva deben ser conocidos perfectamente por el karateka, lo que implica el conocimiento y comprensión de su bunkai.
  8. Kiai: El grito debe producirse en el momento correcto del kata y consiste en una exhalación sonora de aire en la que se libera la tensión acumulada. Pone de manifiesto el espíritu marcial del kata.
  9. Keitai no Honji: Las posiciones adoptadas y los movimientos deben ser correctos de acuerdo con la línea de realización del kata.
  10. Zanshin: Hace referencia a que el karateka debe permanecer despejado y dispuesto a luchar en todo momento. Debe, por tanto, permanecer en guardia una vez terminada la kata y mostrar una concentración total.

Consejos de entrenamiento

Cada técnica de ataque y defensa debe ser aplicada como si fuera decisiva, con total convicción.

Dividir el kata en partes. Comenzar entrenándolas por separado. Memorizarlas bien y aprender cada técnica de la forma más precisa posible, con especial atención a la acción del tren inferior y el uso de la cadera.

Paso previo a una buena ejecución técnica de un kata es memorizarla. Sólo sabiendo perfectamente «qué va después» del movimiento que se está realizando ahora se podrá mantener una actitud alerta hacia el exterior.

El kata no está mejor realizado por haberse efectuado más rápidamente. La única forma de llegar a un buen kata es aplicar cada técnica en su momento correcto. ¿La clave? El ritmo.

Intentar que los movimientos sean muy precisos. A veces viene bien realizar los katas sin efectuar técnicas de brazo para tomar plena conciencia del embusen y de las posiciones en las que se debe aplicar cada técnica.

Dirigir la mirada siempre al sitio correcto.

Intentar que en los desplazamientos las caderas permanezcan a la misma altura y desplazar el cuerpo como un todo en el que el «hara» -un punto situado unos centímetros por debajo del abdomen- haga de nexo entre el tren inferior y el tronco.

El tronco debe permanecer vertical.

Tener siempre presente la relación entre las técnicas que se aplican en el kata y su utilidad en combate.

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